Con un estilo muy cercano a Goodfellas (1990) de Martin Scorsese ─sobre todo en la presencia de un narrador en primera persona que explica los obstáculos para cazar a Pablo Escobar─, la serie ha entrado directamente en las listas de las mejores del año ─al menos para mí─ sobre todo por la calidad narrativa y cinematográfica que presenta, y el cuidadoso detalle que pone en la representación de una época ─los ochenta en Colombia─ con unas interpretaciones que dejan con la boca abierta.
La serialidad de la vida de Escobar y su cártel de Medellín, el más poderoso y rico de la historia de la cocaína, se mezcla con los intentos de la DEA para pillarlo, moviendo el círculo político colombiano, Reagan y sus acólitos más cercanos, y tocando de rebote a Augusto Pinochet, Manuel Noriega y la sombra de la Unión Soviética, en un fresco histórico exquisito, sobre todo por su evidente fidelidad a los hechos y la interpretación impecable de los actores.
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